martes, 1 de septiembre de 2009

Visión

Una rapaz dibujada en una madera. La rapaz se transforma en real y el plano se desplaza. De repente estoy muy alto y veo la rapaz que, en picado, se lanza hacia la tierra.

De la tierra va surgiendo un cuadrado con 4 seres en sus esquinas y una piedra blanca, toda luz de amor, en medio. Y la rapaz baja y, con sus garras, coge la piedra y se vuelve a elevar hacia el cielo.

Y entonces una voz surge desde ariba y dentro de mi: TE AMO PROFUNDAMENTE. Y esas palabras abrazan toda mi alma y me siento profunda y verdaderamente acogido. Se llena, con calor y amor, ese vacio que sentía en mi. Ya hace un rato que lloro. Y conforme se me llena el vacio comprendo definitivamente que la vida me ama.

Y desde ese momento yo me amo sin dudas. Profundamente y para siempre.

1 comentario:

Carlos dijo...

Nunca seremos los que éramos. La voluntad de estar en el límite entregados al corazón, a la vida, ha marcado una diferencia. A qué no vamos a tener voluntad ahora.
De alguna manera, somos hombres de verdad hasta las últimas consecuencias.
Bien contento de vivirlo junto a ti.
La vida te ama, nos ama. No puede ser de otra manera. Gracias, hermano.

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