martes, 1 de septiembre de 2009

Sueño

En la estancia, porque no puedo asegurar que se trate de una habitación, hay una placentera sensación. No hay ni mucha ni poca luz. Lo que hay es paz, tranquilidad, SANACIÓN. La estancia la dirige un anciano indio, de los de norteamérica. No hace nada. Nosotros lo hacemos todo. Y él de todas maneras lo dirige, porque él es SANACIÓN.

En la estancia hay multiples colchonetas, cada una de ellas con su manta. Estas mantas ya tienen el espacio para que nosotros nos introduzcamos en ellas. Digamos que se sostienen a ellas mismas. Así es. Ellas también son SANACIÓN.

Y allí hay muchas personas, en silencio, en paz. Es un lugar de reposo, de SANACIÓN. Un lugar profundo, de verdad. Allí estoy yo y se que parte de las mantas son para mi. Y me meto en una de ellas, y mientras duermo, vivo como me SANO. En ese lugar verdadero.

Al día siguiente vuelvo a acceder a él y siento como se me diluye la SANACIÓN dentro de todo el cuerpo. Como la manta se integra en mi y entonces descanso de verdad.

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